Andrómeda era hija del hermano del padre de I Ming, una chica de 25 años que estudiaba económicas en Shanghai. Pero para I Ming era el exotismo reencarnado. Una princesa en su torre de marfil custodiada por 6 dragones que pedía ser liberada tras su fría mirada. Todos los veranos, cuando Andrómeda volvía de vacaciones a Zhouzhuang, I Ming se aventuraba en el largo proceso de liberación y conquista.